miércoles, 6 de abril de 2011

ESTRATEGIAS PARA CONSEGUIR UNA FAMILIA FELIZ (II)




ESTRATEGIA SEGUNDA


AUTORIDAD PATERNA. ESFUERZO, TRABAJO:

Educar bien a los hijos significa poner mayor intencionalidad en la actividad normal de relación humana en el hogar. Esto se basa en el entendimiento y la voluntad y hay que desarrollarlos simultáneamente.

 Autoridad deriva del verbo latino augere, que significa aumentar, incrementar, promover, hacer crecer.

Solo habrá verdadera autoridad cuando se ejerce con disposición de servir.

En la familia, la autoridad la tienen y deben de ejercerla los padres como primeros responsables de la familia y de la educación de los hijos.

Los hijos son los primeros que se benefician de la autoridad de los padres, que correctamente ejercida es una influencia positiva que sostiene y acrecienta la libertad en desarrollo de cada hijo.

La autoridad de los padres no sólo incide en el crecimiento moral de los hijos, sino también en la unidad, LA COHESIÓN y en la autonomía de la propia familia e incluso en la mejora de la sociedad. Contribuye decisivamente al logro de una familia exitosa (feliz)

Es distinto tener autoridad y ejercerla. Es evidente que los padres, dada su condición de padres, tienen autoridad. Ejercerla de un modo correcto supone, en primer lugar, luchar para conseguir lo que se quiere hacer crecer o incrementar en los hijos. Así, ejemplo y autoridad se complementan.

El ejercicio de la autoridad educativa, requiere también prestigio. “¿Cómo me prestigio o me desprestigio ante mis hijos?”.

Los padres se prestigian o desprestigian por su modo de ser, por  su modo de trabajar y por su modo de relacionarse con los demás. Prestigia –en cuanto al modo de ser-, el buen humor, la serenidad y la naturalidad.

- El buen humor se apoya en el optimismo y en la confianza. El mal humor permanente desprestigia y envejece.

- La serenidad también se apoya en el optimismo y en la confianza. Asegura poder actuar con sensatez y flexibilidad. El nerviosismo empeora la situación y desprestigia.

La naturalidad es la actitud propia de quien tiene confianza en ser obedecido, cuestión básica para poder servir mandando. La solemnidad, el dramatismo, el lamentarse o echar en cara, no sirven para nada.

Deberían preguntarse los padres si están contentos con su trabajo, si lo hacen bien sin quejarse, evitando el mal humor ante las contrariedades, si cuentan solo lo positivo de su trabajo.

Se tiene prestigio por el modo de cuidar las relaciones con los demás. ¿Procuro no hablar mal de nadie?, si no puedo alabar ¿me callo? ¿Vivo la lealtad con mis amigos? ¿se pueden fiar de mi? Una respuesta negativa: zonas de desprestigio ante los hijos.

Y finalmente, hacer cumplir. No puede reducirse la autoridad al “derecho de dar órdenes y al poder para exigir la obediencia”. Si no se cumple lo que se manda no puede hablarse de autoridad. Recordemos que el servicio de mandar incluye tomar decisiones influyentes en el comportamiento de los hijos y sancionar, para hacer cumplir lo que fue pensado y decidido por los padres.

1.- Establecer previamente unas reglas del juego. Son normas aceptadas por todos y exigibles a todos.
2.- Exigirse así mismo en lo que comprensivamente se quiere exigir a los otros.
3.- Ponerse de acuerdo con el otro cónyuge, pues no siempre van a estarlo en cuestiones referentes al ejercicio de la autoridad
4.- Considerar inseparable el binomio autoridad-exigencia.
5.- Considerar inseparable la participación y la responsabilidad.
6.- Ser sobrios en el ejercicio de la autoridad, justamente porque es importante.
7.- Saber resistir frente a dificultades y frustraciones. No desanimarse nunca. Pase lo que pase. PACIENCIA.
8.- Destacar siempre, en primer lugar, lo positivo.
9.- No olvidar que el ejercicio de la autoridad educativa requiere un clima de confianza, que no excluye actos de energía.
10.- Hacer todo esto, siempre con cariño.
(Belén Aparicio)

Deberes en casa:

Los alumnos aprenden mejor cuando estas tareas son cotidianas, calificadas, devueltas pronto y utilizadas fundamentalmente para trabajar materia presentada previamente en el aula por el profesor.

Además de los efectos positivos sobre el rendimiento académico, las tareas escolares en
casa:

· establecen el hábito de estudiar en casa;
· preparan al alumno para aprender independientemente;
· pueden ser un aspecto central para generar una interacción familiar constructiva;
· permiten a los padres saber lo que el alumno está aprendiendo en el centro escolar;
· en la mayoría de las casas, reducen el tiempo de ver televisión en favor de la realización de actividades constructivas;
· amplían el aprendizaje formal más allá de la jornada escolar;
· capacitan al alumno para reflexionar sobre un tema y familiarizarse más con él de lo que frecuentemente permite un ajetreado marco escolar que, a veces, provoca distracción; y
· permiten al profesor un control frecuente del progreso del alumno.


INTENTAR ELIMINAR EL “ES QUE NO ME APETECE” COMO MOTIVO PRINCIPAL DE ACTUAR O NO

ANÉCDOTA: Así como para fortalecer la relación matrimonial hay que hacer uso de grandes dosis de paciencia, también en el ejercicio de la autoridad paterna. Hay que hacerse “violencia” cuando por ejemplo tu hijito de dos o tres años coge una rabieta que amenaza con desquiciar los nervios de todo el grupo. Esperara a que pase, no ceder al chantaje cuando nos provoca con vómitos o arcadas, mantener la compostura en todo momento.

O cuando nuestro hijo adolescente amenaza con volver a casa a “la hora que le de la gana”, con chantajes de todo tipo.

ANÉCDOTAS: Juan Pablo II. “Hay que aprender a trabajar cansados” (“tendremos una eternidad para descansar”).

ESTUDIO: “El estudio: un clima familiar en donde la lectura y el estudio ocupan un lugar importante en la vida del hogar, sin duda ayuda a que esta actividad intelectual una más a padres e hijos, abuelos, tíos... Se ve así que el interés por el estudio de los hijos no es solamente para que “pasen el año” y no pongan problemas, sino para que “sepan” y conozcan más profundamente el mundo que les rodea y le den sentido. Es ésta, sin duda, la mejor motivación para el estudio de los hijos. Así comienzan ellos, poco a poco, a trabajar e investigar más allá de lo que el Colegio les pide, a estudiar con el afán de saber, de profundizar y comprender el sentido de la cultura. Para esto es muy importante la Biblioteca Familiar, porque en ella se encuentra la vida cultural de la familia; todos hemos leído en nuestros primeros domingos y vacaciones de infancia, lo que ella nos ofrecía. Es también importante que los padres y maestros, orientemos muy bien las bibliotecas; así los hijos vivirán más tiempo en su casa, si en ella encuentran lo que buscan para sus estudios. Los libros son vehículos de cultura y con ellos, si están bien elegidos, se pueden elaborar planes de lectura, desde unos cuentos infantiles tradicionales, bien escritos y lógicos, hasta los que enseñan los caminos del filosofar. Es preciso que nuestros hijos conozcan y gusten de los clásicos tan pronto como es posible. Los niños se acostumbran a consultar, a comparar fuentes, a comprender qué es lo permanente y qué es lo cambiante en la cultura”.  (María Adela Tamés)

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