ESTRATEGIA QUINTA
LA ARGAMASA ESPIRITUAL. VIDA DE PIEDAD EN FAMILIA. LITURGIA:
La familia es definida, nada menos, que como “iglesia doméstica”. La familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas: del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de los parientes. Su primer cometido es el de vivir fielmente la realidad de la comunión con el empeño constante de desarrollar una auténtica comunidad de personas.
El principio interior, la fuerza permanente y la meta última de tal cometido es el amor: así como sin el amor la familia no es una comunidad de personas, así también sin el amor la familia no puede vivir, crecer y perfeccionarse como comunidad de personas. Cuanto he escrito en la encíclica Redemptor hominis encuentra su originalidad y aplicación privilegiada precisamente en la familia en cuanto tal: «El hombre no puede vivir sin amor. Permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido, si no le es revelado el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y no lo hace propio, si no participa en él vivamente»(FC)
COMPARTIMOS UNA FE. Lo primero que ello conlleva es LA ALEGRIA
UN HOGAR CRISTIANO ES UN LUGAR ALEGRE, LUMINOSO Y ALEGRE, aun en medio de las dificultades.
LA TRISTEZA ES ALIADA DEL ENEMIGO, NOS SUME EN UN ESTADO POCO COMUNICATIVO, NOS ENCIERRA EN NOSOTROS MISMOS Y ES MUY NEGATIVA PARA LA CONVIVENCIA.
EN CASA y DE VIAJE
BENDECIR LA MESA. ¡Como en las películas!
Rezar antes de un viaje, y encomendarse a los ángeles custodios de todos, y a la Santísima Virgen María.
Rezar algún misterio del Santo Rosario en el coche durante los viajes largos. Con el tiempo, todos competirán por “llevarlo”.
Leer algún párrafo del evangelio, o del algún libro piadoso durante la comida o la cena. Nuestros hijos encontrarán interesante comentar lo que se acaba de leer, y ahí tendremos una buena oportunidad de enseñarles doctrina cristiana.
Rezar alguna oración en familia para pedir por alguien que acaba de morir, por alguien que está enfermo, o por alguna necesidad concreta de familiares o amigos.
EN LAS CELEBRACIONES
Procurar que la vida familiar esté referida siempre a Dios. Cualquier acontecimiento familiar hay que celebrarlo de cara a Dios, no sólo los clásicos (bautizos, bodas, comuniones).
Es bueno convocar a la familia en una misa de Acción de gracias por las buenas noticias familiares, o de petición a Dios de su ayuda, o a algún Santo de la casa de su intercesión.
MAS COSAS:
Acudir TODOS LOS DOMINGOS A MISA, todos juntos a ser posible, e intentar hacer ese rato algo agradable.
A la Santa Misa no acudimos a divertirnos, sino a alimentarnos, con la palabra y con el Pan.
Explicar que el “NO ME APETECE” no es un criterio válido a la hora de hacer o no hacer algo.
FRECUENTAR LA PRÁCTICA DE LOS SACRAMENTOS, y hacerlo en familia
Sobre todo, la PENITENCIA Y la EUCARISTÍA.
Animar a nuestros hijos a confesarse, y saber cuánto tiempo hace desde la última vez. Animarles a que nos hablen de ello, con respeto y cariño.
MATRIMONIO Y EUCARISTÍA. “Hay una relación muy grande entre el matrimonio y la Eucaristía, que reside en que los esposos dicen «Queremos poner nuestro amor cerca del amor de Jesús; la entrega de nuestros cuerpos cerca del la entrega del Cuerpo de Jesús; nuestro sí fiel hasta la muerte cerca del sí fiel de Jesús a su Iglesia» (Vigilia de adoración eucarística del Jueves santo para los esposos cristianos). Porque la Eucaristía es el sacramento de la UNIDAD, dicen los esposos “juntos, en la noche en la que Cristo fue entregado, seguiremos a quien realiza nuestra unidad conyugal, corazón con corazón, aprenderemos de Él a amar hasta el extremo”
ANÉCDOTA: “Entendí la liturgia como el fundamento de la vida, sin la cual ésta acabaría por secarse”. J. RATZINGER. “Mi vida. Recuerdos 1927-1977”. p. 36.
“Los jueves de Cuaresma se organizaban unos momentos de adoración llamados del «Huerto de los Olivos», con una seriedad y una fe que siempre me conmovían profundamente. Particularmente impresionante era la celebración de la Resurrección, la noche del Sábado Santo. Durante toda la Semana Santa las ventanas de la iglesia se cubrían de cortinas negras, de modo que el ambiente, aun a pleno día, resultaba inmerso en una oscuridad densa de misterio. Pero apenas el párroco cantaba el versículo que anunciaba «¡Cristo ha resucitado!», se abrían de repente las cortinas de las ventanas y una luz radiante irrumpía en todo el espacio de la iglesia: era la más impresionante representación de la Resurrección de Cristo que yo consigo imaginarme”. J. RATZINGER. “Mi vida. Recuerdos 1927-1977”
“Era una aventura fascinante entrar poco a poco en el misterioso mundo de la liturgia que se desarrollaba allí, en el altar, ante nosotros y para nosotros. Cada vez se me hacía más claro que en ella yo encontraba una realidad que no había sido inventada por nadie, que no era creación de una autoridad cualquiera, ni de una gran personalidad en particular. Este misterioso entretejido de textos y acciones se había desarrollado en el curso de los siglos a través de la fe de la Iglesia. Llevaba en sí el peso de toda la historia y era, al mismo tiempo, mucho más que un producto de la historia humana. Cada siglo había dejado sus huellas. Las introducciones nos permitían ver lo que procedía de la Iglesia primitiva, lo proveniente del Medievo y lo que se originó en la época moderna.” J. RATZINGER. “Mi vida. Recuerdos 1927-1977”
FRASE FINAL
BXVI: “A un mundo mejor se contribuye solamente haciendo el bien ahora y en primera persona, con pasión y donde sea posible (…). El programa del cristiano – el programa del buen samaritano, el programa de Jesús - es un «corazón que ve». Este corazón ve dónde se necesita amor y actúa en consecuencia” (Deus Caritas est).
JPII: “Que Cristo Señor, Rey del universo, Rey de las familias, esté presente como en Caná, en cada hogar cristiano para dar luz, alegría, serenidad y fortaleza. A Él, en el día solemne dedicado a su Realeza, pido que cada familia sepa dar generosamente su aportación original para la venida de su Reino al mundo, «Reino de verdad y de vida, Reino de santidad y de gracia, Reino de justicia, de amor y de paz»(183) hacia el cual está caminando la historia”. (Familiaris consortio, conclusión)
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