El
pasado viernes se publicaba en ABC un artículo de D.Benigno Blanco, Presidente
del Foro Español de la Familia, en el que glosaba el voto particular que, con la
firma de la actual Vicepresidente y Portavoz del
gobierno de España, presentó el PP al proyecto de ley socialista que reformaba en nuestro
país la regulación del aborto. Lo reproduzco a continuación por su inusitado interés, y por las
esperanzas que, de cara a la derogación de la funesta ley, nos da a todos los
que valoramos el derecho a la vida como el primero y fundamental del ser
humano:
"El nuevo Gobierno del PP estará ya trabajando en
la modificación de la legislación vigente sobre el aborto comprometida en su
programa electoral. Es buen momento, por tanto, para reflexionar sobre qué
criterios deben inspirar la nueva normativa a aprobar. Una buena guía para ello
puede ser un texto de la actual Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de
Santamaría, presentado el 16 de febrero de 2009 ante la Comisión de Igualdad
del Congreso de los Diputados como Voto particular al Informe de la Subcomisión
sobre la aplicación de la legislación en materia de aborto. Las ideas contenidas en ese escrito de la actual Vicepresidenta del
Gobierno son un razonable fundamento para un primer paso hacia la
imprescindible reconstrucción en España de una legislación coherente con el nítido
“todos
tienen derecho a la vida” que proclama nuestra
Constitución, mandato progresivamente desvirtuado a partir de 1985 por el
legislador y la jurisprudencia del TC.
Comienza el escrito de Soraya
(ya se la puede identificar solo por su nombre) afirmando que “El PP ha
defendido, defiende y defenderá siempre el derecho a la vida”, respecto al
cual manifiesta “una vez más su compromiso ético y político”. Tras esta
proclamación de principios, el texto de Soraya afirma que “la sociedad está preocupada por el incremento del número
de abortos”, que “el aborto es malo para la mujer” y “algo que es malo para la mujer no
puede ser considerado nunca como un derecho”, que “Una mujer es madre si
ha concebido. Su libertad no consiste en decidir si es madre, pues ya lo es,
sino en decidir si va a ser madre de un niño vivo o muerto”, que “las
mujeres abortan en casi la totalidad de los casos porque no se les ofrece una
alternativa para no hacerlo”, que “existe un amplio fraude de ley en la
aplicación de la legislación vigente” (la de 1985) y que “la doctrina
del Tribunal Constitucional es incompatible con una ley de plazos”.
Las anteriores afirmaciones
rubricadas por Soraya creo que son una estupenda guía para la comprometida
reforma de la legislación sobre el aborto que el PP hoy gobernante incluyó en
su programa electoral. Además,
el citado texto de Soraya rechaza con rotundidad la nueva legislación
socialista de 2010 al afirmar que “nos oponemos al reconocimiento del
derecho al aborto (...) y a que esta materia salga del Código Penal”, “nos
oponemos a que ese reconocimiento se traduzca en un sistema mixto de plazos e
indicaciones que en la práctica represente un sistema de abortos libres”, “no
debe eliminarse el consentimiento de los padres para la práctica del aborto en
menores de edad”, “no debe limitarse el derecho a la objeción de
conciencia de los profesionales mediante una regulación restrictiva que
incluyera una declaración previa y su inscripción en un registro”.
En positivo, el texto de
Soraya afirma con rotundidad el que puede ser principio fundamental de la nueva
legislación a promover: “El verdadero derecho de la mujer es el derecho a
ser madre. Ninguna mujer debería renunciar a su maternidad por un conflicto
familiar, laboral o social. (...) Nuestro objetivo ha de ser éste: facilitar
con todo tipo de medidas la maternidad, no el aborto, apoyar a las mujeres en
su derecho más íntimo, y evitar hacerlas víctimas del abandono de toda la
sociedad”. Y, en desarrollo de ese principio, ofrece una serie
de ideas que pueden inspirar la nueva legislación prometida por el PP: “es
imprescindible poner el acento en las políticas de formación, información y
prevención”, “es necesario hacer pedagogía pública contra el aborto
porque todos sabemos , y ha quedado ampliamente demostrado, que el aborto no es
una solución, es un problema, y acarrea siempre consecuencias muy negativas
para las mujeres”; y propone como alternativa el “apoyo social y de los
poderes públicos a la maternidad” a través de un “Plan Nacional de Apoyo
a la Maternidad”, poniendo como ejemplo y precedente “el programa
RedMadre que promueve el Foro Español de la Familia y que ha dado lugar ya a la
aprobación de iniciativas públicas en el ámbito autonómico de apoyo a la
maternidad”.
Estas ideas sobre el aborto pueden ser línea directriz para la
reforma de la legislación vigente que es urgente pues, como indicó el recurso
ante el TC del PP, cada día de vigencia de la ley es un insoportable riesgo
para un derecho fundamental y los atentados contra el mismo son absolutamente
irreparables.
El PP, que argumentó ante
el TC que su recurso contra la “ley del aborto” debería recibir un tratamiento
preferente y sumario porque estaban en juego vidas humanas, no puede ahora
demorar la derogación de esa misma ley y su sustitución por nuevas normas que
protejan convenientemente la vida y el derecho de la mujer a la maternidad."
Si el PP considera fundamental la defensa de la vida, no olvidemos que la vida es el primer derecho y fuente de los restantes, debe derogar no sólo la vigente ley del aborto, sino ni si quiera plantearse un regreso a la ley de 1985. La única postura es prohibir el aborto a excepción del caso en que esté en juego la vida de la madre, que por otro lado sólo supone el 1% de los casos en España.
ResponderEliminarEso, desde luego, sería lo más deseable, pero no creo que ni usted ni yo lo veamos. Gracias por su comentario y un abrazo.
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