lunes, 9 de diciembre de 2013

Cásate y sé sumisa


Maternidad Castellana.
Museo de Bellas Artes de Valencia.
Autor: Amadeo Roca Gisbert (1905-1999)

Recuerda Francisco J. Contreras (en Liberalismo, Catolicismo y Ley Natural), que la «dictadura del relativismo» (Ratzinger) llega a afectar “no ya solo a los juicios de valor, sino también a las meras constataciones empíricas, objetivables por definición” y por ello se suele atacar con saña “a quien se atreve a criticar el dogma relativista según el cual «todo vale lo mismo», «los nuevos modelos de familia son tan respetables como el antiguo», «nadie es mejor que nadie», etc. De esta forma, se va desplegando una censura (y autocensura) de lo políticamente correcto que prohíbe recordar hechos que puedan molestar a algún colectivo”.

Todo ello se aprecia con nitidez en el revuelo que ha levantado la publicación en España del libro Cásate y sé sumisa de la periodista italiana Constanza Miriano. Se ha llegado hasta el punto de que desde diferentes partidos políticos se haya llegado a pedir que se prohíba su venta, lo que nos hubiera situado ante el primer libro censurado por el poder desde la muerte del General Franco. Ha sido especialmente llamativo que hasta la Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato haya terciado en la polémica, pidiendo, en una tertulia televisiva que se retire el volumen. “No comparto en absoluto ni el título ni el contenido y me gustaría, y así lo he pedido, que se retirara ese libro, creo que no es nada adecuado y que es una falta de respeto a las mujeres”, afirmó en el programa Los desayunos de TVE. A su juicio, “ninguna mujer ni la mayoría de la sociedad” aprueba la publicación del libro.

Pues bien, resulta patente la lamentable rendición de esta señora a la dictadura de lo políticamente correcto, además del hecho, no menos patético, de que ni por asomo ha leído una sola línea del libro cuya “retirada ha pedido”.

Hablar sin saber de lo que se habla es ya de por sí una patente muestra de falta de inteligencia, de poco rigor y de superficialidad. Y que ello lo haga la Ministra de Sanidad es realmente difícil de comprender.

Yo, que recién acabo de leer el libro, puedo dar fe de la hermosura y grandeza del modelo de mujer que dibuja Miriano. Porque en realidad, lo que ha provocado chirridos destemplados en los oídos de la progresía ha sido el título, el “sé sumisa”, que en realidad no es de la autora, sino de San Pablo, y fue escrito hace unos dos mil años. Propone un ideal alto y noble, que puede hacer mucho bien a aquel que lo lea entero, y sin prejuicios. Esa ideal no es otro que la idea de servicio al prójimo, y puede resumirse en esta frase, que le dice en una carta a su amiga Mónica, cuando ésta le pregunta por qué debería casarse:

Tendrás que aprender a ser sumisa, como dice San Pablo. O sea, a ponerte debajo, porque tú serás la base de la familia.Tú serás los cimientos. Tú sostendrás a todos, a tu marido y a tus hijos, adaptándote, aceptando, dejando pasar las cosas, dirigiendo con dulzura. Quien sostiene el mundo es el que está debajo, no el que se pone encima de los demás.  

El libro, escrito en forma de cartas a amigos y amigas que, o están casados o van a hacerlo, o deberían hacerlo, está lleno de citas reseñables, y de consejos (la autora reconoce que le encanta darlos) llenos de sentido común.

Me ha gustado especialmente cuando habla de la perpetua adolescencia que parecen padecer muchos adultos de nuestra cultura occidental. Lo que nos parece duro en esta parte del mundo es renunciar a las vidas posibles. Es la sensación de adolescencia (…) cuando querías vivirlo todo, probarlo todo, estar en todas partes. (…) Y la idea de que algún día elegirías una de ellas y cerrarías todas las demás puertas a tus espaldas (…) era lo más parecido a la muerte que uno podía imaginar a los dieciséis años.

Y, contra esta pubertad persistente, recuerda la autora la grandeza de la entrega cotidiana, del amor como donación de cada día, de cada instante: Ahora –le dice en carta a su amigo Marco-, el verdadero other side es ser leal, cuidar de alguien para siempre, de tus hijos, por ejemplo: la verdadera aventura es gastar la vida en algo serio, no estar buscando siempre la utilidad. Me tienes que explicar qué hay de heroico y de audaz en hacer solamente lo que te apetece. En eso todos somos buenos. La verdadera transgresión es ser leal, y ciertamente no el evadirse.

En definitiva, aclara la autora la sumisión no procede del desprecio a uno mismo, uno no se decide a someterse porque piense que no vale nada. Y, además, porque el fruto de la decisión de la mujer será que el hombre esté dispuesto a morir por ella (…). Éste es el camino de la salvación también aquí en esta vida, o sea, la paz, una vida matrimonial plena y gratificante.

Para acabar, citaremos a Janne Haaland Matláry, quien en su libro El tiempo de las mujeres, Notas para un nuevo feminismo recuerda aquellas palabras, tan bellas como verdaderas, de Monseñor Oscar Romero, que hablaba de que “el martirio es también el sacrificio de sí mismas demostrado por las madres durante el embarazo, al dar a luz a su hijo, amamantarlo y cuidarlo. En definitiva, la entrega personal, progresiva y constante a los demás”.


No hay ideal o modelo de mujer más elevado, apasionante y digno que el propuesto por Constanza Miriano para la mujer, la base del mundo.

4 comentarios:

  1. A ver si lo de la ley del aborto va a ser porque han visto el título y no se han leído el libro...

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  2. Qué patético es tu blog. Anacrónico, misógino, lleno de fanatismo y dogmas sin sentido. Un insulto a la inteligencia humana.

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    1. En cualquier caso, son mis ideas y tengo -creo- derecho a expresarlas y difundirlas. En cualquier caso, le ruego me indiqué donde están los anacronismos y quién decide que los sean y con qué criterio. Le ruego me explique donde ve usted "fanatismo" y "dogmas", y porqué cree usted que carecen de sentido. Y por último, le ruego me indique porqué cree usted que insulto a la inteligencia humana, pues es lo último que pretendo. Gracias.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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